Si ahora mismo estás algo confuso, debes saber que no eres el único. El origen de esta confusión entre las dos sustancias surgió hace un par de siglos. En 1819, la cafeína fue descubierta por Friedlieb Runge, un químico alemán.
Tan solo ocho años más tarde, otro investigador fue capaz de aislar la teína del té. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1838 para saber que ambas sustancias eran, en realidad, lo mismo. Aunque, eso sí, guardan ciertas diferencias.
Cantidad
La primera diferencia que hay que tener en cuenta es la cantidad. En el café se encuentra una mayor proporción de cafeína que en el té. Dependiendo del té, se puede encontrar más o menos teína, pero nunca llega a los niveles del primero.
Duración
Otra de las diferencias que hay que tener en cuenta es la duración del efecto. A pesar de que hablamos de dos sustancias estimulantes, lo cierto es que cada una actúa de forma diferente debido a sus propiedades.
Absorción
En tercer lugar, la cafeína se absorbe en el estómago. La teína, por su parte, en el intestino delgado. Las moléculas de cafeína, cuando son absorbidas, se liberan de forma más rápida en el organismo. Es decir, la energía que proporciona es de carácter inmediato, pero dura menos.
No obstante, las moléculas de teína se absorben de forma más lenta. Esto hace que su efecto sea más progresivo en el tiempo. En otras palabras, termina durando más.
Cantidad de cafeína presente en el café y en el té
El café tiene una cantidad de cafeína más concentrada. Por este motivo, cuando se toma una taza de forma rápida, la energía empieza a sentirse casi de inmediato. Sin embargo, su efecto se pasa también rápido. Con el té y la teína sucede todo lo contrario.
Para conocer un poco más sobre la cantidad de cafeína presente en cada bebida, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tiene la respuesta:
Café espresso: 134 mg de cafeína por cada 100 ml.
Café de cafetera italiana: 44,5 mg por cada 100 ml.
Té verde: 15 mg por cada 100 ml.
Té negro: 22 mg por cada 100 ml.
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