El café, elemento imprescindible de muchos escritores

Un buen libro junto a una taza de café suele ser una combinación ganadora para relajarse, descansar y ampliar nuestro conocimiento. Esta relación también es válida para crear obras literarias. Es por ello que la bebida caliente ha sido un aliado para la inspiración de todo tipo de artistas, incluyendo a los escritores. 

No suena exagerado que por la vena de la mayoría de los maestros de las letras no corre sangre, sino café. Muchos autores y autoras han reconocido su pasión por la bebida, siendo una fuente de inspiración y acusando una adicción a la misma. 

¿Por qué a los escritores les encanta beber café?

Una de las principales razones por las que los escritores lo consumen es la misma que tenemos nosotros. Proporciona una inyección de energía que le proporciona a la mente, lo que permite mantenerse despierto en momentos claves de escritura. A nivel biológico, la cafeína reduce la fatiga, mejora las capacidades de concentración y atención, aumenta la presión arterial y el nerviosismo, de ahí que proporcione esa sensación de energía.

Los efectos del café en la capacidad de crear para los escritores los mantiene activos. La cafeína elimina la sensación de cansancio, ayuda a concentrarse y genera una suerte de insomnio creativo, llenando de energía sobre todo al autor noctámbulo. Proporciona nerviosismo y un estado de alerta que resultan muy útiles durante la escritura. Esto les permite cumplir con los períodos de entrega y funciona como un sustituto del desayuno, engañando al estómago.

Las cafeterías como lugar de inspiración para los escritores

El legado que ha dejado el café en la literatura es innegable, con más de 4,600 libros sobre el café y más de 4,900 citas sobre la misma bebida, como muestra de ello. Él mismo tiene una relación especial con la lectura y la escritura. 

Además de los hogares, los escritores tienen una relación de inspiración en los lugares donde se sirve la bebida. En el reino literario, pocos lugares más intensos y deseados que los cafés que funcionan como embajadas de la inspiración. Un recinto para debatir con tertulias que pueden llevar a generar nuevas ideas para crear obras maestras de la literatura. Hay toda una historia en los tradicionales bares españoles donde los escritores del Siglo de Oro como los actuales han sabido sentarse en sus mesas y taburetes mientras escribían sus obras.  

Frases de escritores y famosos sobre el café

Muchos de los escritores más famosos de la historia tienen una relación muy estrecha con el café, siendo el mismo una fuente de inspiración y las cafeterías no serían lo mismo sin la presencia de los escritores.

A Jonathan Swift (1667-1745) le gustaba mucho tomar café para escribir, el cual decía que “nos vuelve severos, serios y filosóficos”. Su biógrafo llegó a asegurar que enviaba cartas a su amada donde empleaba un código secreto con ella en el que aparecía la palabra “café” relacionada a otros placeres.

Voltaire (1694-1778) llegó a tomar más de sesenta tazas al día, mezclada con chocolate. También era un asiduo de los cafés parisinos, donde se congregaban los intelectuales de la época, en particular del Café Le Procope.

Honoré de Balzac (1799-1850) bebía 50 tazas al día para mantener rutinas de trabajo de hasta casi 15 horas diarias. También masticaba granos de café enteros en ayunas para desatar su creatividad. Realizó investigaciones sobre los efectos del café y de otros energizantes con los que experimentaba en su ensayo “Tratado de los excitantes modernos”.

El novelista alemán Johan Wolfgang Goethe (1749-1832) explicaba que al café “le debo todo mi vigor, pasión sin tasa de bote, inclinación, culto y locura”. Fue el impulsor del descubrimiento de la cafeína al insistir a su amigo, el científico Friedlieb Ferdinand Runge, en analizar la composición química del café, algo que logró en 1820. El café descafeinado se logra en 1905 al lograr aislar la cafeína sin que el café pierda su sabor.

Marcel Proust (1871-1922) fue otro apasionado del café y lo consumía en grandes cantidades para mantenerse concentrado durante sus largas sesiones de escritura, que tenían también lugar durante la noche.  Su obra “En busca del tiempo perdido”, fue escrita alimentándose de croissants y café con leche.

Truman Capote (1924-1984) tenía la costumbre de escribir acostado y con un café al lado. En una entrevista afirmó que era “un autor completamente horizontal. No puedo pensar a menos que esté acostado, ya sea en la cama o estirado en un sofá y con un cigarrillo y un café a la mano. Tengo que inhalar y beber. A medida que avanza la tarde, paso del café al té de menta, al jerez y a los Martinis.”

J.K. Rowling (1965-), la creadora de la serie Harry Potter, también tiene una estrecha relación con el café y con las cafeterías. De hecho, dio forma a los dos primeros libros de su famosa saga en una cafetería de Edimburgo llamada The Elephant House.

La novelista Gertrude Stein no podía escribir o ser productiva sin su café: “El café te da tiempo para pensar. Es mucho más que una bebida, es algo que sucede. No como una moda, sino como un suceso, un lugar para estar, no como un lugar, sino como algo dentro de ti. Te da tiempo, pero no horas o minutos, sino más bien una oportunidad de ser tú mismo… y tomar otra taza.”

El poeta T.S. Eliot (1888-1965) rindió homenaje a la bebida en su poema “La canción de amor de J. Alfred Prufrock”: “Yo he medido mi vida en cucharitas de café.”

Su colega Rubén Darío (1867-1916) resume la relación entre el escritor y el café expresando que “una buena taza de su negro licor, bien preparado, contiene tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta”.

No hay duda que el café es el combustible de las personas. Entre ellos los escritores son unos de sus fanáticos más fieles. Muchas de las obras maestras de la literatura que hemos leído, no serían lo que son sin esta bebida inigualable.

Lo mejor para un día de relax es un buen libro y un café Legend. 

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