Es una sustancia de sabor amargo que se encuentra de manera natural en algunas plantas, pero lo más habitual es encontrarla en los granos de café, las hojas del té, las vainas de cacao o las nueces de cola.
Pero la cafeína no sólo se encuentra de forma natural en los alimentos, pues también existe la cafeína sintética que podemos encontrar en algunas bebidas energéticas, así como en analgésicos o medicamentos.
Cuando tomas algún alimento que contiene cafeína, esta se absorbe rápidamente y pasa hacia el cerebro. El efecto de la cafeína alcanza su pico más alto a la hora, más o menos, de haberse consumido, y tiene una duración de entre 4 a 6 horas, dependiendo de la sensibilidad de cada uno.
La cafeína no se almacena en nuestro organismo, ni tampoco se acumula en el torrente sanguíneo, si no que sale de nuestro cuerpo a través de la orina unas horas después de haberla consumido, lo que hace que el efecto de la cafeína desaparezca de nuestro cuerpo.
En el cuerpo, la cafeína provoca el aumento de la presión arterial, además estimula el cerebro y provoca un impulso de energía, lo que hace que te sientas más despierto y activo. Además la cafeína es un diurético, así que ayuda a eliminar el exceso de agua y sal del organismo.
Sin embargo, también puede provocar acidez o malestar de estómago debido a la liberación del ácido en este, pudiendo llegar a provocar incluso diarrea o que vayamos al baño con más asiduidad.
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